miércoles, 21 de agosto de 2019

Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Más aún detrás de un gran Santo.





Ingunda

No se conoce la fecha exacta en la que nació Ingunda, posiblemente a mediados del siglo VI. Fue hija de Sigisberto, quien era el rey de Austrasia (una región que abarca el norte de Francia y parte de Alemania), fue prometida a un príncipe visigodo llamado Hermenegildo, hijo del rey Leovigildo. A pesar de que los visigodos eran arrianos e Ingunda católica se realizó el matrimonio en el año 579, esto se explica porque el móvil principal era la unificación política de los pueblos godos. Al llegar a Toledo, Ingunda pensó que Goswintha, quien era su abuela por la línea materna y la vez era la madrastra de Hermenegildo por su segundo matrimonio con el rey Leovigildo, sería una persona cercana a ella, sin embargo sucedió todo lo contrario.

Goswintha era arriana y al principio trató de convertirla al arrianismo con caricias, al ver que con esa técnica no había resultado, le exigió que abjurara del catolicismo, Ingunda resistió durante mucho tiempo las presiones que le hacia la Goswintha, continuamente padeció humillaciones y violencia física, pero Ingunda se mantenía fiel a su fe. San Gregorio de Tours nos dice que en una ocasión Goswintha la arrojó al suelo y comenzó a patearla hasta que quedó empapada en sangre y a pesar de eso Ingunda continuaba firme y no solo eso, sino que buscaba la conversión de su esposo a la fe católica. Hermenegildo fue testigo del maltrato, no pudo dejar de ver las heridas y marcas que tenía su esposa y que esta callaba heroicamente. Cuando protestó ante su padre por la actitud de su madrastra, Leovigildo buscó solucionar el problema haciendo partir a Hermenegildo con Ingunda a Sevilla para que realizara funciones de gobierno.


En ese lugar Ingunda se esforzó más por conseguir la conversión de su esposo y con la libertad que tenía Hermenegildo, al estar alejado de la corte arriana, aunado al buen ejemplo y amor que veía en su esposa se decidió convertir al catolicismo, el bautizo lo realizó San Leandro, quien era el obispo de Sevilla. Pocos meses después Hermenegildo se rebeló contra su padre Leovigildo y fue apresado y
martirizado en el año 585 cuando se negó a recibir la comunión de los arrianos, Ingunda trató de huir hacia Constantinopla, pero murió en el camino. Con Hermenegildo muerto el sucesor de Leovigildo fue su hermano Recaredo, accedió al trono un año después de la muerte de su hermano al que apreciaba mucho. En el 589 San Leandro presidió el III concilio de Toledo, ahí Recaredo abjuró del arrianismo y abrazó la fe de su hermano mártir y de su cuñada. Así el pueblo de los visigodos se convirtió a la fe católica. Ingunda no tiene el título de santa, pero sus méritos y valor brillan por si solos para imaginarnos lo grata que fue a Dios su vida.

San Hermenegildo Mártir.




  Hermenegildo, príncipe visigodo inmolado por un padre obcecado en la herejía.
   La causa de su muerte fue la constancia con que rechazó la comunión pascual que un obispo arriano quería obligarle a recibir de sus manos. El mártir sabía que la sagrada Eucaristía es señal de la unidad católica y que está prohibido participar de la carne del cordero pascual con aquellos que no pertenecen a la verdadera Iglesia. Una consagración sacrílega puede poner en manos de los herejes los Misterios Eucarísticos, si existe el carácter sacerdotal en quien ha tenido la osadía de traspasar la barrera del altar del Dios de quien blasfema; pero el católico consciente de que no está permitido orar con los herejes, se horroriza al ver el misterio profanado y permanece apartado de él para no ultrajar al Redentor en el misterio mismo que estableció para unirse con sus fieles. La sangre del mártir fue fecunda. España, cautiva por el error, rompió sus cadenas; un Concilio de Toledo consumó la reconciliación a la que había dado principio tan santa víctima. Espectáculo sublime y raro en la historia del mundo el ver a toda una nación abjurar de la herejía; pero esta nación fue bendecida por el cielo. Sometida a la dura prueba de la invasión sarracena triunfó de ella por las armas, y su Fe, después siempre pura, la mereció el más noble de los títulos de un pueblo: el de Católica.




Vida:
Hermenegildo fue hijo de Leovigildo, rey de los visigodos de España, y de Teodosia. Asociado al reino, como su hermano Recaredo, en 573, fijó su residencia en Sevilla. Allí su esposa Ingonda y el Obispo San Leandro le determinaron a abandonar la herejía arriana y a abrazar el catolicismo. Al perseguirle su padre, que permanecía siendo arriano, Hermenegildo llamó en su ayuda a los bizantinos: pero creyó conveniente acceder a una entrevista que le propuso su padre, y éste, habiéndole hecho encarcelar, probó todos los medios de hacerle volver a la herejía. El día de Pascua del año 586 el rey le envió un obispo arriano para que le llevase la comunión. El joven la rechazó: Entonces su padre mandó decapitarle. San Hermenegildo es patrón de la ciudad de Sevilla. Urbano VIII extendió su culto a toda la Iglesia.

Plegaria:
“¡Oh Hermenegildo! Tu valerosa muerte mostró el amor que tenías a Cristo y tu desprecio de los bienes terrenos nos enseña a menospreciarlos. Nacido para el trono, un calabozo te sirve aquí de mansión y de él partes para el cielo, ceñida la frente con la palma del martirio, corona mil veces más preciosa que la que se te ofrecía como precio de una vergonzosa apostasía. Haznos firmes en nuestras creencias, dóciles a las enseñanzas de la Iglesia, enemigos de todo error y de toda novedad. (Dom Prospero Gueranger)
Dios perdone las apostasías modernas y permita que la sangre derramada de sus mártires lleve nuevamente la Fe y la Verdad a las almas.

El ejemplo de San Hermenegildo nos aparte aún de la comunión de los herejes, que llegando a consagrar válidamente la Sagrada Eucaristía, se han apartado de la Verdad Católica. No podemos ofender al Sacramento de la Unidad Católica recibiéndola de manos de un enemigo de la Fe Verdadera.



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