Queremos compartir con todos tres artículos que resumen la obra "El Talmud Desenmascarado" del Padre Justinas Bonaventure Pranaitis (1861-1917) quien fue un religioso católico lituano, profesor de teología en la la academia imperial católica de San Petesburgo en Rusia conocido por su evangelización del Uzbekistán y por su libro sobre el Talmud que expone de manera clara y abierta las enseñanzas judías sobre los pueblos gentiles en general y sobre los católicos en particular. Fue asesinado en 1917 por la Checa.
Sus Obras:
· Christianus in Talmude Iudaeorum sive Rabbinicae doctrinae de Christianis secreta, Petropoli [St. Petersbourg] 1892;
· El Talmud Desenmascarado, Lima 1981.
La razón de colocar estos tres artículos, es para demostrar la diferencia entre lo que se nos quiere mostrar a los cristianos de parte de los rabinos que se encuentran en relaciones oficiales con las autoridades del Vaticano, dígase contubernio con Francisco, y el verdadero pensar y la enseñanza que se imparte en Israel al pueblo judío a cerca de Cristo y nuestra Fe Cristiana.
Nos pareció a propósito el trabajo que SOFRONIO realizó resumiendo esta obra en Tradición Digital, (lo reproducimos en sus tres partes) y quisimos compartirlo para que se entienda de qué se habla, antes de mostrar en vídeos y teniendo como protagonistas a los mismos rabinos, para que no quede la menor duda de lo que enseña el libro del Talmud, que es lo que enseñan y creen los judíos de hoy y la mentira que nos predican los judíos que hacen ecumenismo en conjunto con Francisco. "A REELEVO DE PRUEBAS CONFESIÓN DE PARTE".
EL TALMUD AL DESNUDO 3ª Parte
En la primera parte de esta trilogía vimos cómo los actuales judíos, según sus propios textos, se rigen por el Talmud y no por lo que nosotros conocemos como la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento. En la segunda parte pudimos demostrar con sus propias máximas, contenidas en el Talmud y coleccionadas por I. B. Pranaitis y sin tener que acudir a fuentes cristianas, que ese libro, que se ha convertido en su única guía religiosa, está lleno de blasfemias contra Jesucristo, vida nuestra y su santísima Madre, nuestra abogada. Nos queda, pues, en esta tercera y última parte sobre el Talmud, desenmascararlo totalmente, manifestando que aquel odio que les llevó a cometer el deicidio matando al Autor de la Vida, Cristo Jesús, continua ejerciéndose ahora contra los seguidores del Mesías: los cristianos; incluso hasta la muerte de éstos, si la coyuntura les fuera propicia. Como en las otras partes del artículo hemos hecho, para evidenciar tal persecución de los judíos al Cuerpo Místico de Cristo, sólo acudiremos a lo que ellos mismos dicen en el que hoy es su máximo libro sagrado: El talmud. Haremos sí, una breve referencia histórica, para comparar sus máximas talmúdicas con el actuar de la Iglesia, tan diferente.
Tras un somero repaso histórico, podríamos preguntarnos ¿Qué habrá de común en estos martirios de infantes, escogidos de entre cientos de casos, muchos de ellos crímenes rituales?:
San Guillermo de Inglaterra, niño de 12 años, afrentosamente martirizado en 1144;
San Ricardo de París, asesinado el día de Pascua de 1179,
Santo Dominguito de Val, crucificado en Zaragoza el año 1250;
el Beato Enrique de Munich, que fue desangrado y herido con más de 60 golpes, el año 1345;
el Beato Simón, martirizado en Trento el año 1475;
el Padre Tomás de Calangiano, martirizado en Damasco, con su pequeño criado, aún en el año 1840;
el niño crucificado S. Richard de Pontoise,
Sebastián Porto da Buffoli (1)
…y unas cuantas decenas más de fidedignos, por documentados, martirios de impúberes. Pues que todos estos mártires, en general niños, fueron víctimas del odio de los judíos talmúdicos a Cristo a lo largo de la historia y a sus seguidores, y que en el presente vuelven a ser víctimas de la jerarquía conciliar, que para formar contubernio con los que tienen por padre al diablo (Jn 8, 39 Y ss.) ha retirado a varios de estos mártires del santoral, mientras ecuménicamente reza con los que mataron a Cristo, y le siguen negando.
Se podrá contestar que esos extremismos son más propios del Medievo donde las costumbres eran más rudas, según la mitología popular y la tibieza del flojo entendimiento de los actuales cristianos. Pero en realidad toda la historia ha demostrado que la lucha teológica entre la Esposa de Cristo y la Sinagoga es permanente y durará hasta la Parusía. Alguno objetará que esos martirios, si bien fueron protagonizados por judíos, de ninguna manera puede decirse que tales intenciones exterminadoras estén consignadas en los textos donde éstos se inspiran. Contra esto y bien al contrario, queremos demostrar, citando sólo su Talmud y sin usar de nuestros los millares de documentos cristianos, que son precisamente sus escritos contenidos en la Mischnat, Gemarah y sus Tosephot los que incitan a la perenne persecución de los cristianos.
DE CÓMO NOMBRAN LOS JUDÍOS A LOS CRISTIANOS (2)
Porque vamos a citar los propios documentos talmúdicos, será necesario conocer los distintos nombres que los judíos dan a los cristianos, dada la necesidad que tuvieron de usar eufemismos, generalizaciones o espacios en blanco para evitar las condenas, cuando deseaban referirse con ofensas a Cristo, a la Virgen María o los cristianos. Silencios, en fin, que eran llenados por la enseñanza transmitida oralmente por los rabinos a los estudiantes, como quedó confirmado en su conciliábulo de Polonia, de forma que los pupilos tuvieran claridad sobre quién se referían. Para no hacer el artículo, ya extenso en sí, mucho más largo, he aquí un sucinto cuadro de los nombres que los judíos usan para nombrar a los seguidores de Cristo:
NOMBRES SIGNIFICADO TRATADO TALMÚDICO
NOMBRES
|
SIGNIFICADO
|
TRATADO TALMÚDICO
|
Aboda Zarah
|
Extraño, culto, idolatras
|
Schabbath, otros
|
Akum
|
Adoradores de estrellas y
planeta
|
Schulchan Aruth, otros
|
Obdhe Elilim
|
Servidores de ídolos
|
Orach Chaiim, 215,5
|
Minim
|
Herejes
|
Schabbath, 116ª;otros
|
Ejemplo: “El rabino Meir denomina a
los libros del Minin:
Aven Gilaion (volúmenes inicuos) porque ellos los llaman Evangelios”
|
Edom
|
Edomitas.De religión
cambiante
|
Kad Hakkemach, 20ª
|
Goi
|
No judío o idólatra
|
Choschen Hammischpat.En casi todos los
tratados
|
Nokhrim
|
Desconocidos, extranjeros
|
Casi todos los tratados
|
Amme Haarets
|
Pueblos de la tierra,
idólatras
|
Obhde Aboda Zarah
|
Basar vedam
|
Hombres carnales.
|
Synag. Jud. Cap. XII
|
Apikorosim
|
Epícureos, amantes de
placeres
|
Casi todos los tratados
|
Kuthim
|
Samaritanos
|
Choschen Ham, ed Ven.
|
Ejemplo: En su libro ‘Idolatría’, Maimonides da el nombre de idólatras
indiscriminadamente a los siguientes: Goim, Akum, Obhde Kokhabhim,
Obhde Elilim, ect.
|
De
lo que enseña el Talmud sobre los cristianos
No nos resultarán extrañas sus calumnias, luego de saber lo que piensan de Cristo los judíos y el desprecio
que sienten por su Santo Nombre. Ninguna abominación ahorran sus escritos y los
susurros de sus bocas para describir a los seguidores del Hijo de Dios.
Un resumen de sus abundantes sentencias podría ser el siguiente. Dicen
que somos idólatras, la peor clase de gente, mucho peores que los turcos,
criminales, fornicadores, animales impuros, mugrientos indignos de llamarnos
hombres, bestias con forma humana, dignos del nombre de bestias, vacas, asnos,
cerdos, perros, peor que los perros, de origen diabólico, con almas que
provienen del demonio y que vuelven al infierno después de la muerte y
que aún el cuerpo de un cristiano muerto en nada se diferencia de un animal. Citemos sólo cinco textos, entre
otros muchos del Talmud, que dan fe, por escrito, del odio de los judíos a los
cristianos.
LOS CRISTIANOS PEORES QUE LOS MUSULMANES:” Lo mismo se permite (usar el vino) en el caso de todos los
gentiles que no sean idólatras, como los turcos (Ismaelitas). A un judía, sin
embrago, no le está permitido beber el vino de ellos, aunque lo puede utilizar
para su propia conveniencia. Todos los rabinos más conocidos están de acuerdo
en esto. Pero como los cristianos son idólatras, ni siquiera para su propia
conveniencia les está permitido utilizar su vino” (3).
LOS CRISTIANOS SIGUEN LOS MÁS BAJOS INSTINTOS: En el Aboda Zorah (15b,22a y 22b) luego de mandar que no se deje a
los Goim con los animales en el granero porque sus mujeres son hiper-sexuales (
la edic. norteamericana dice over
seded) porque se sospecha que pueden tener relaciones con ellos,
relata: ”…porque cuando los hombres paganos concurren a las casas de
sus vecinos para cometer adulterio con las esposas de sus vecinos, al no encontrarlas
en sus hogares, fornican, en cambio, con la oveja que está en el granero. Y
algunas veces aun cuando las esposas de sus vecinos se encuentran en sus
hogares, ellos prefieren fornicar con los animales, porque ellos aman más a la
oveja de los israelitas que a sus propias mujeres”.
LOS CRISTIANOS IMPUROS: “Cuando las
mujeres judías salen del baño deben tener cuidado de encontrarse con una amiga
primero y no con algo impuro o con un cristiano. Si fuese así, si una mujer
desea permanecer pura, debe regresar y bañarse nuevamente”(4).
LOS CRISTIANOS SON ANIMALES: Respecto al múltiple uso de ‘cerdo salvaje’ en el Zohar, en el
Kas Hakkemach y en otros para referirse principalmente a los cristianos, queda
demostrado en Buxtor (lex) que dice: “Por cerdo salvaje el autor se
refiere a los cristianos que comen carne de cerdo y que, como los cerdos, han
destruido la viña de Israel y la ciudad de Jerusalén, y son los que creen en el
Cristo suspendido”.
LOS CRISTIANOS DESPUÉS DE MUERTOS BAJAN AL INFIERNO: “todos los incircuncisos descienden al infierno”; El impío
Sammael (el demonio que tomó
la forma de la serpiente), el príncipe de Roma (el papa) (5).
De
lo que enseña el Talmud sobre el culto cristiano
Puesto que para los judíos talmúdicos los cristianos son
idólatras, todos sus ritos y cultos también lo son. En el Talmud los sacerdotes católicos son denominados sacerdotes
de Baal, adivinos y rasurados (si son monjes); a las iglesias cristianas las llaman casas de vanidad y necedad
–Beth Tiflah, -que sin embargo Buxtorf dice que habría que traducirla mejor
como burdel o prostíbulo- o de adolatría (Beth Aboda Zarah) o una casa de risa
malvada (Beth Hatturaph Schel Letsim). Los libros cristianos son descritos como libros de la Casa
de Perdición. Las oracionescristianas
se nombran no como Tifllah, sino como Tiflah, insertan un Iod cambiando el
punto, por lo que al leerlas se lee pecado, necedad. A la festividad cristiana
del Domingo la llaman día de destrucción,
infortunio o calamidad (Iom Ed). Dos ejemplos creemos que serán suficientes
para probarlo:
SOBRE LOS CÁLICES:
“A un judío que compra cálices de los Goi, que han sido rotos y arrojados,
no está permitido vendérselos nuevamente a ellos, porque el sacerdote de ellos,
de Baal, los volverá a utilizar para el culto del ídolo” (se lee en el Hilkoth
Aboda Zarah, 10 b).
SOBRE LOS SANTOS EVANGELIOS: “El rabino Meir
los llama libros heréticos, Aaven Gilaion, volúmenes de la iniquidad, porque
ellos los llaman Evangelios” (esto se lee en Schabbath 116a Toseph)
Preceptos del Talmud contra los cristianos
Terminamos con una parte amarga, por lo que pensamos requiere de un preámbulo
que vamos a escribir resumiendo lo que el erudito D. Marcelino Menéndez Pelayo nos ilustra en su Historia de los Heterodoxos
Españoles ( I,III, Epílogo)respecto al comportamiento que las más altas
instancias de la Iglesia tuvieron frente a los judíos en España, que condenó
todo exceso cometido sobre ellos e impulsó a tiempo y a destiempo la
predicación de la fe para la conversión de los judíos – predicación de la
Iglesia absolutamente contraria al abandono que de esta obligación hicieron Juan
Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco- sin
imponerles por la fuerza al bautismo. Preferimos este recorrido por nuestras
crónicas, porque en nuestro suelo patrio se escenificó, más que en otras
tierras, la lucha entre La Iglesia y la Sinagoga, entre Abel y Caín.
La necesidad de este preámbulo viene determinada porque vamos a describir –no
nosotros, sino sus propios textos talmúdicos- la violencia que el Talmud
prescribe contra los cristianos, de tal forma que podamos comparar la
intimidación a la violencia de sus prescripciones escritas, no con nuestros
inmaculados textos pletóricos de Verdad y Caridad, sino con la práctica
histórica de caridad de papas y santos predicadores, aún en mitad de un
terrible conflicto. Por otra parte, resulta también necesario para tratar de
convencer a los incautos y atolondrados católicos, que hoy son mayoría, de que
es imposible la coyunda entre los deicidas judíos y los seguidores de Cristo,
excepto que aquéllos se conviertan al Verbo Encarnado, por cuya razón sí
pasarían a constituirse, sólo entonces, en verdadero hermanos.
De lo visto hasta ahora se desprende que, de acuerdo a las enseñanzas del
Talmud, todo judío que se precie debe cumplir con los preceptos que le fueron
dados por los rabinos respecto a los idólatras, consideración ésta que tenemos,
para ellos, los cristianos. Por lo tanto, el Talmud les exige evitar a los
seguidores de Cristo y hacer todo lo que puedan para exterminarlos, como
veremos más abajo.
Comencemos, v. g., por nuestra profunda herida sufrida como Nación, cuando
apenas habíamos logrado la unidad católica y la paz, unos cincuenta años atrás
con Recaredo. Ya
entonces lo judíos conspiraron contra el Estado y en tiempos de Égica, traicionando así la
confianza que los Concilios XII y XIII de Toledo les habían otorgado,
habiéndoles concedido inusitados privilegios a los verdaderos conversos,
haciéndoles nobles y hasta exentos de capitación. Más como aquella suave
política con ellos resultó en vano y el peligro era inminente, no le restó otra
opción al Rey que endurecerla. Cuando Witiza,
más tarde, se convirtió en protector de los judíos, éstos, lejos de
agradecérselo, “cobraron fuerzas con su descuido e imprudentes mercedes para
traer y facilitar, en tiempos de D.
Rodrigo, la conquista musulmana, abriendo a los invasores las puertas de
las principales ciudades, que luego quedaban bajo la custodia de los hebreos:
Toledo, Córdoba, Híspalis, Iliberis”.
Pero ya había dado la Iglesia, tiempo antes, benignas muestras de protección a
los judíos; por ejemplo, cuando tras la atropellada conducta de Sisebuto contra éstos, fue el Concilio Toledano
IV (633), presidido por San
Isidoro, quien dictaminó que se les predicase para que acogiendo el
bautismo pudieran ser salvos, pero prohibiendo
que a nadie se hiciese creer y bautizar a la fuerza.
Cuando las hordas de fanáticos almohades venidos de África puso a los judíos
ante el dilema de abrazar el islamismo o la muerte, Alfonso VII los protege y se refugian en Castilla,
trayendo a Toledo las academias de Sevilla, Córdoba y Lucena, siguiéndose para
ellos una edad de tolerancia, apenas interrumpida por algún atropello, como los
de Ultra (1212), del cual tuvieron que ser defendidos los hebreos,
no por turcos, sino por los caballeros cristianos que lucharon contra
aquella miserable turba que deseaba matarlos.
Era vox populi, sin
embargo, la acusación a los judíos no sólo de proselitismo entre sus esclavos,
casi todos cristianos, a los que obligaban a someterse a la ley talmúdica a la
fuerza, sino también de otros crímenes y profanaciones inauditas: “ Oyemos decir, escribe el
legislador, que en algunos lugares los judíos ficieron et facen el día de
Viernes Sancto remembranza de la pasión de Nuestro Señor Jesu Christo, furtando
los niños et poniéndolos en la cruz, e faciendo imágenes de cera, et
crucificándolas, cuando los niños non pueden aver”. “Gonzalo de Berceo, en los
Milagros de Nuestra Señora, y el mismo D. Alonso en las Cántigas, habían
consignado una tradición toledana muy semejante”.(6)
En el siglo XIV, la usura endémica, el arrendamiento de las rentas reales que
ejercían, el ejercicio del comercio y de las artes mecánicas practicados de
modo que habían esquilmado a muchísimos con malas artes, el cobro de tributos y
alcabalas que concentraban cada vez más en sus manos, habían dado gran
prosperidad a los hebreos; pero ésto excitaba las quejas, más o menos de noble
origen, de los cristianos; aunque también codicias del bien ajeno de la
peor especie de individuos. El conflicto estaba servido y a nadie asombrarán
los durísimos edictos y las matanzas que comenzaron en Aragón y Navarra, en los
cuales es de destacar los 30.000 pastores que hicieron una razzia espantosa en
el Mediodía de Francia y en las comarcas fronterizas españolas contra los
judíos. La Iglesia, siendo papa Celestino
V, aplicó la Ley de la Caridad y excomulgó a los inicuos pastores del
Pirineo , mientras que el fiel hijo de la Iglesia en aquel menester, D. Alfonso XI, acabó con los
criminales pastores, aunque no lograra que lo siguieran, luego, los navarros,
quienes emularon a aquellos miserables. No fue de la misma prudencia D. Pedro El Cruel, en quien su
entusiasmo cristiano no era ni su primera ni mejor cualidad.
Más que a ninguno, aborrecía el pueblo a los cristianos conversos del judaísmo,
rigurosos seguidores del Talmud y de sus execrables prescripciones contra
los cristianos; atraían aún más sus iras por sus crímenes, como “el asesinado Niño de la Guardia, que hoy es
moda negar, pero que fue judicialmente comprobado (7), y que no carecía de
precedentes históricos” -pues bastantes documentados se encuentran otros
sacrilegios de sangre impúber-. “Los conversos Juan Franco, Benito García,
Hernando de Rivera, Alonso Franco, etc., furiosos por haber presenciado en
Toledo un acto de fe en 21 de mayo de 1499, se apoderaron, en represalias, de
aquella inocente criatura cristiana llamada en el siglo Juan de Pasamontes y ejecutaron en él horribles
tormentos, hasta crucificarle, parodiando en todo la Pasión de Cristo.
Descubierta semejante atrocidad y preso Benito
García, que delató a los restantes, fueron condenados a las llamas los
hermanos Francos y sus ayudadores, humanas fieras. La
historia del Santo Niño,
objeto muy luego de veneración religiosa, dio asunto en el siglo XVI a la
elegante pluma del P. Yespes y a los cantos latinos de Jerónimo Ramírez”, cuya
traducción traemos:
“Canto los azotes, el cruel asesinato y las renovadas llagas de
Cristo, y el crimen execrable de aquella nación aborrecible, la cual derramando
las indómitas iras de su feroz corazón, obligó a un inocente niño a llevar en
sus brazos hasta lo más alto de un escarpado monte una carga mayor que su
pequeño cuerpo, y a ofrecer a la cruz sus brazos estirados”(8).
Más nunca se desentendió la Iglesia de su obligación de predicar el Evangelio
y Salvación en, por y con Cristo, a los judíos, a pasar de las
orientaciones talmúdicas al odio de los cristianos, que con su
estudio y lectura imbuían las mentes judías, la de los pocos conversos a ellos
y la de los falsos conversos al cristianismo, ora por ‘fuerza‘, ora
por interesados. Es fácil adivinar que los convertidos por interés, muchos de
entre ellos judaizaban en secreto, y “otros eran gentes sin Dios ni ley: malos
judíos antes y pésimos cristianos después”, nos dice Menéndez Pelayo. No
faltaron en la Iglesia, tampoco, los grandes varones, como San Vicente Ferrer, “escudo y
defensa de los infieles hebreos valencianos, con cuya predicación muchos judíos
se tornaron sinceros y fervorosos creyentes cristianos”. “Cada vez era más
necesario acelerar la conversión de los hebreos, para la salud de sus almas,
para detener el brazo iracundo de turbas esquilmadas por la usura y para atajar
el sacrilegio de la conversiones simuladas, consecuencia fatal de aquel pecado
de sangre”
Papas y también antipapas, en medio de
aquel castigo conocido con el nombre de Cisma de Occidente, no cejaron ni
un momento de cumplir con su deber de la predicación de Cristo a los judíos.
Vemos, por ejemplo, cómo D.
Pedro de Luna (Benedicto XIII) promueve
el Congreso Teológico de Tortosa “donde el converso al cristianismo, Jerónimo de Santa Fe (Jehosuah
Ha-Lorqui) sostuvo en enero
de 1413, contra 14 rabinos aragoneses, el cumplimiento de las profecías
mesiánicas en Cristo Jesús. Todos los doctores hebreos, menos Joseph-Albo y Rabí Ferrer, se dieron
por convencidos y abjuraron de su error (el judaísmo). Esta ruidosísima
conversión fue seguida de otras muchas de rabinos en toda la corona aragonesa”.
Valga esto, para desvanecer los impíos prejuicios que los pusilánimes
cristianos segundovaticanistas sostienen con respecto a los
católicos del medievo, y para hacer enrojecer de vergüenza a Francisco y sus
palmeros, que no cumplen con la misión a la que Cristo nos ha convocado en todo
tiempo.
Como nos narra Menéndez Pelayo: “La sociedad española cristiana acogía con los
brazos abiertos a los neófitos, creyendo siempre en la firmeza de su
conversión; así llegaron [los judíos] a las más altas dignidades en la Iglesia
y el Estado, como en Castilla los
Santa María, en Aragón los
Santa fe, los Santángel, los La Caballería, etc.”
Más no fueron todos convertidos de corazón a Cristo, sino que muchísimos otros
siguieron conspirando contra la Iglesia y la seguridad del Estado ¿Qué hacer,
pues, en un conflicto religioso con tales enemigos domésticos? El instinto de
propia conservación se sobrepuso a todo y para salvar a cualquier precio la
unidad religiosa y social, para disipar aquella dolorosa incertidumbre, en que
no podía distinguirse al fiel del infiel, ni al traidor del amigo, surgió en
todos los espíritus el pensamiento de la inquisición. El Consejo de la Suprema,
tendría por objeto, en sus inicios, descabezar a los cristianos que judaizaban
rigiéndose por el blasfemo Talmud, que exigía el exterminio de los cristianos,
como inmediatamente veremos. A pesar de la protección de la Iglesia a los
hebreos contra las atrocidades que las turbas desmandadas cometían contra
ellos, a pesar de ofrecerles el manjar del Evangelio por boca de sus más
destacados y caritativos santos, fue necesario protegerse del veneno que
emponzoñaba su alma, nutridas del implacable odio que fluía de los textos
talmúdicos. Si querer ser exhaustivos, leamos algunas de sus sentencias
rabínicas
Preceptos del Talmud sobre el exterminio de los cristianos
“A un judío se le ordena dañar a los cristianos (Goim) dondequiera
que se pueda, tanto indirectamente no prestándoles ayuda en ninguna
forma, y también directamente haciendo naufragar sus negocios y proyectos”. Se conmina a los judíos a no hacerle bien a
los cristianos (Zohar-1,25b-), se les prohíbe venderles sus granjas, y se les
dice que es lícito robar a los cristianos:
EL LEGÍTIMO ROBO A LOS CRISTIANOS: “La vida de un Goi y todos sus poderes físicos pertenecen a un
judío” (9)
“Todas las cosas pertenecientes a los Goim son como el desierto;
la primera persona que llega y se las lleva puede reclamarlas como suyas” (10)
“Si envías un mensajero a recolectar dinero de un Akum y el Akum
le paga demás, el mensajero se puede guardar la diferencia. Pero si el
mensajero no se da cuenta, entonces tú te lo puedes guardar
AL CRISTIANO SE LE PUEDE DEFRAUDAR: “Está permitido defraudar a un Goi” (11)
AL JUDÍO SE LE PERMITE USAR LA USURA CON EL CRISTIANO: “Está permitido prestar dinero a un Akum con usura. (12)
EL JUDÍO PUEDE MENTIR PARA CONDENAR A UN CRISTIANO: “El
nombre de Dios no es profanado cuando el Goi no sabe que el judío ha mentido
(13)
A UN CRISTIANO EN PELIGRO DE MUERTE NO SE LE DEBE AYUDAR: “ A los Akum, ..no se les debe salvar del peligro de muerte. Por
ejemplo si ves a alguno de ellos caer dentro del mar, no lo saques fuera a
menos que te prometa darte dinero (14) y Maimonides, en Kilkthoth Akum (X,1) dice: “ No tengas piedad con ellos…Por lo
tanto, si ves a un Akum en dificultad o ahogándose, no acudas en su ayuda. Y si
está en peligro de muerte no lo salves de la muerte”.
A LOS CRISTIANOS SE LES DEBE MATAR: “A los herejes
(Goim), traidores y apóstatas se les debe arrojar dentro de un pozo y no deben
ser rescatados” Y hasta un cristiano merece la muerte si lo encuentra
estudiando ley de Israel “Un
Goi que escrudiña dentro de la ley es culpable de muerte”(15)
“Los pueblos de la Tierra son idólatras, y de ellos se ha
escrito: que sean borrados de la faz
de la tierra. Destruid el recuerdo de los amalakitas. Ellos están todavía con
nosotros en este Cuarto Cautiverio, a saber, Los Príncipes –de Roma(los
papas)-..que son realmente amalakitas” (Zohar 1, 25a)
LOS JUDÍOS BAUTIZADOS DEBEN SER CONDENADOS A MUERTE: En Hillkhoth Akum (X,2) se dice: “
Estas cosas (supra) están dirigidas a los idólatras (cristianos gentiles).
Pero también a los israelitas que dejan su religión y se convierten en
epicúreos(cristianos), deben ser muertos y debemos perseguirlos hasta el
final. Porque ellos aconsejan a Israel y apartan a la gente de Dios”. “Se
les debe matar a los renegados que se entregan a los placeres de los Akum y que
se contaminan con ellos mediante el culto a las estrellas y los planetas como
hacen ellos” (16).
Que el mandato del Talmud de matar a los cristianos es cierto, se demuestra
fácilmente, porque se manda aniquilar a los que niegan la Torah, y entre
estos negadores se encuentran los cristianos, en tercer lugar, según la lista
que da el rabino Maimonides diciendo: “Aquellos que dicen que Dios cambió la Ley por otra Nueva Ley, y
que la Torah no tiene ya ningún valor, aunque no nieguen que fue dado por Dios,
como creen los cristianos y los turcos. Todos éstos niegan la Ley de la
Torah”(17). Por eso se aplica a los cristianos la
sentencia que se lee en Choschem Ham (425,5) : “a aquellos que niegan la Torah…la ley ordena que se debe matar a
todos esos; y los que tienen el poder de la vida y la muerte deben hacerlos
matar; y si esto no se puede hacer, deben ser conducidos a la muerte mediante
métodos engañosos”.
SE DEBE MATAR A TODOS LOS CRISTIANOS, INCLUYENDO A LOS MEJORES, ES
DECIR, A LOS QUE SON PRO-JUDÍOS O ESTÉN EN PAZ CON ELLOS: “Se los debe
matar aún a los mejores-los que son pro judíos y se mantienen en paz con
ellos-.(18). En tiempos de guerra se debe matar a los Akum, porque está
escrito: los buenos entre los Akum, (los cristianos pro judíos o que no
guerrean contra ellos) merecen que se los mate, etc. (19)
EL JUDÍO QUE MATA A UN CRISTIANO OFRECE UN SACRIFICIO GRATO A
DIOS: “Quita la vida de un Kliphoth y
mátalo, y le complacerás a Dios de la misma manera que uno que le ofrece
incienso a Él” (20).
Tras esta lectura, culminemos con una versión, algo libre, de las palabras del Pbro. Julio Meinvielle: ¿Será
necesario advertir a los necios, que esta trilogía, no está destinada a alentar
la acción pro semita ni la antisemita? Ambos términos tienden a sesgar
interesadamente un problema mucho más hondo y universal, de carácter teológico.
En esta cuestión no es Sem contra Jafet quien lucha, sino Lucifer contra
Jehová, el viejo Adán contra el Nuevo Adán, la serpiente contra la Virgen
María, Caín contra Abel, Ismael contra Isaac, Esaú contra Jacob, el Dragón
contra Cristo.
Hace ya muchos años, 1936, ya escribía el Pbro
Meinvielle algo que él ya
veía con claridad, pero que a nosotros nos parece profético “porque la dominación de este pueblo [el judío], aquí y en todas
partes, va cada día siendo más efectiva. Porque los judíos dominan a nuestros
gobiernos como los acreedores a sus deudores. Y esta dominación se hace sentir
en la política internacional de los pueblos, en la política interna de los
partidos, en la orientación económica de los países; esta dominación se hace
sentir en los ministerios de Instrucción Pública, en los planes de enseñanza,
en la formación de los maestros, en la mentalidad de los universitarios; el
dominio judío se ejerce sobre la banca y sobre los consorcios financieros, y
todo el complicado mecanismo del oro, de las divisas, de los pagos, se
desenvuelve irremediablemente bajo este poderoso dominio; los judíos dominan
las agencias de información mundial, los rotativos, las revistas, los folletos,
de suerte que la masa de gente va forjando su mentalidad de acuerdo a moldes
judaicos; los judíos dominan en el amplio sector de las diversiones, y así
ellos imponen las modas, controlan los lupanares, monopolizan el cine y las
estaciones de radio, de modo que las costumbres de los cristianos se van
modelando de acuerdo a sus imposiciones” .
Añadamos a estas palabras, solamente, que esta dominación de los judíos se hace
también sentir desde hace tiempo en la misma Roma, porque escuchamos de la boca
de los últimos papas dichos, o contemplamos actos judaizantes,
merecedores de la más radical reprensión, pues nadie como éstos contemporáneos
se rindió nunca, tanto bajo el poder talmúdico de Ismael y Esaú.
Terminemos en comunión con San Esteban, primer mártir de Cristo a
manos de los fariseos, con los corazones encendidos por la caridad de la
Iglesia fiel, que desea, no la muerte de los impíos. sino la salvación eterna
de ellos por su conversión a Jesucristo, con aquella oración que cada Viernes
Santo rezaba la Iglesia por los judíos, hasta que fue suprimida tras el
Concilio vaticano II, pero que el que firma sigue rezando hoy en comunión con
los confesores y mártires:
Oremos también por los pérfidos judíos para
que Dios Nuestro Señor quite el velo de sus corazones, a fin de que reconozcan
con nosotros a Jesucristo, Nuestro señor.
Omnipotente y sempiterno Dios, que no excluyes
de tu misericordia ni aún a los pérfifos judíos: oye los ruegos que te
dirigimos por la ceguedad de aquel pueblo, para que reconociendo la luz de Tu
verdad, que es Jesucristo, salgan de sus tinieblas. Por el mismo Dios y Señor
Nuestro
Ea, pues, estimado amigo, que los judíos no
son nuestros hermanos mayores, ni adoran al mismo Dios, porque no creen a su
Unigénito Hijo Jesucristo , Señor y Dios nuestro , a quien mataron entonces,
resucitando por Su poder; y desde aquél instante no cesan de hacerlo con su
Cuerpo Místico, siendo los primeros en caer bajo su odio deicida Esteban y el
Apóstol Santiago, hasta que se conviertan a Jesucristo y entren en su
única Iglesia. Conserva la Fe que te quieren robar los falsos pastores que
predican Nostra Aetate, cegados de modernismo; ciegos guiando a ciegos.
(1) El Judío en el Misterio de la
Historia, Pbro. Julio Meinvielle (Teólogo), Ediciones Theoría, Buenos Aires,
1975.
(2) El talmud desenmascarado. Rev,.
P. Pranaitis.
(3) Maimónides en Hilkhoth Maakhaloth. Rvdo.
P.Pranaitis; El Talmud al Desnudo).
(4) Iore Dea (198,48) Hagah.
(5) Rosch Hachanach, 17ª
(6) Historia de los Heterodoxos Españoles.
Ménendez Pelayo. Homo legens 2007; Vol I pag.609
(7) El Proceso original se conserva en el
Archivo de Alcalá de Henares. Una traslación de la sentencia original puede
leerse en el Tomo II de los Opúsculos, de Carbonell; según las notas de la obra
citada de Menéndez Pelayo.
(8) Historia de los Heterodoxos Españoles, Tomo
I, pag. 613, nota.
(9) ARohl. Die Polem, p. 20; citado en El talmud
desenmascarado. Rev,. P. Pranaitis.
(10) Baba Bathra (54b). El talmud desenmascarado.
Rev,. P. Pranaitis.
(11) Babba Kama (113B); Ibid
(12) Iore Dea (159,1) Ibid
(13) Babba Kama (113a). Ibid
(14) Iore Dea (158,1).Ibid.
(15) Aboda Zorab (26,b). Ibid
(16) Iore Dea (158,2 Hagah). Ibid.
(17) Hilkhoth Teschubhah (III, 8). Ibid.
(18) Aboda Zarah (26b, Tosephoth). Ib.
(19) Schulchan Arukh, según las palabras de Iore Dea
(158,1). Ibid.
(20) Sepher Or Israel (177b). ibid.
(21) El judío en el Misterio de la Historia; Pbro. Meinvielle;
Ediciones Theoría, Buenos Aires, 1975.
No hay comentarios:
Publicar un comentario