martes, 7 de octubre de 2014
La Meritoria Comunión de los Divorciados... Un Sínodo sin Dios.
Se han dado ya dos asambleas más del Sínodo
de Obispos convocado para tratar temas concernientes a la Familia. No queremos
hacer un análisis exhaustivo, de lo que se ha tratado hasta hoy por la mañana,
sino dejar en claro los principios y posturas que se preveían serían aprobados:
1º Un diálogo con el mundo, según el
ejemplo del Concilio Vaticano II
2º
Abandono de las definiciones teológicas para dar lugar a la ambigüedad pastoral, que bajo la égida de “misericordia”
permite todo, apoyada en figuras sofisticas e inexistentes, estableciendo el
mal y el pecado como “GRADOS” de bien. Nótense las frases que dejamos marcadas
en su contexto:
-
“las uniones de hecho en que se convive con lealtad y
amor, presentan elementos de santificación y de verdad”
-
“las formas imperfectas de familia…
valoradas según el principio de gradualidad”
Deberían explicar
¿Cómo se puede tener verdadero amor sin gracia de Dios? ¿Cómo puede haber
santidad en donde habita el pecado grave y donde se vive un falso matrimonio,
verdad?
Causa vergüenza la
desfachatez de llamar “forma imperfecta de familia” al pecado de Adulterio
habitual!
Pero se entiende a
donde quieren llegar, hoy en la tercera “Congregación General” lo desvelan:
“En cuanto a la
Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se ha reiterado que ese sacramento no es el sacramento de
los perfectos, sino de aquellos que están en camino”.
Sí
pero para los que están en el camino al cielo No al infierno viviendo en
pecado: “Non mittendo canibus”, dice Santo Tomás, es el pan de los hijos que no
debe ser arrojado a los perros.
3º La negación de la Doctrina Verdadera,
separando la Persona de Cristo de su Enseñanza:
“la verdad es Cristo, una
Persona, y no un conjunto de reglas”
Cristo
es su Palabra, a eso vino al mundo, es esa la buena nueva del Evangelio, negar
sus “reglas” de vida es negarlo a Él.
Dios quiera que los fieles tomen conciencia
del mal y se aparten de él. Que no permitan ser guiados por ciegos que llevan a
la perdición.
R.P. Hugo Esquives.
(Texto original)
Segunda Congregación General
Ciudad del Vaticano, 7 octubre 2014 (VIS).-Con la
segunda Congregación General que tuvo lugar ayer lunes por la tarde se ha
abierto la discusión en la asamblea general extraordinaria del Sínodo de los
Obispos. Los temas previstos, de acuerdo con el orden del Instrumentum Laboris,
han sido : ''El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia'' (Parte I,
cap 1) y ''Conocimiento y Recepción de la Sagrada Escritura y los documentos de
la Iglesia sobre matrimonio y familia ''(Parte I, cap. 2).
Partiendo de la premisa de que la familia es el
núcleo de la sociedad humana, la cuna del amor gratuito y de que hablar de la
familia y el matrimonio implica una educación a la fidelidad se ha reiterado
que la familia debe ser protegida porque es el futuro de la humanidad.
“Porque si la Iglesia no escucha al mundo,
el mundo no escuchará a la Iglesia”
En diversas intervenciones se ha abordado la
necesidad de adaptar el lenguaje de la Iglesia para que la doctrina acerca de
la familia, la vida y la sexualidad se entienda correctamente. Hay que entablar un diálogo con el mundo, siguiendo el
ejemplo del Concilio Vaticano II , es decir con una apertura crítica
pero sincera. Porque si la Iglesia no escucha al mundo,
el mundo no escuchará a la Iglesia. Y el diálogo puede basarse en
cuestiones importantes, como la igual dignidad (¿?)de hombres y mujeres y el
rechazo de la violencia.
El Evangelio no se explica, se demuestra - se ha
afirmado en el Aula - y hay que involucrar sobre todo a los fieles laicos en el
anuncio de la Buena Nueva, destacando su carisma misionero. La evangelización
no debe ser una teoría despersonalizada, al contrario, tiene que llevar a que
las mismas familias den, concretamente , testimonio de la belleza y de la
verdad evangélicas.. El reto, se ha dicho, es pasar de una situación defensiva
a una propositiva y activa, relanzando el patrimonio de la fe con un lenguaje
nuevo, con esperanza, ardor y entusiasmo, dando testimonios convincentes,
creando un puente entre el lenguaje de la Iglesia y el de la sociedad.
“una catequesis 'bíblica' en lugar de 'teológica-especulativa'”
En este sentido, se ha puesto de relieve la preferencia por una catequesis ''bíblica'' en lugar de
''teológica-especulativa'', porque - a pesar de las apariencias el egoísmo no
satisface a las personas que buscan, en cambio, ideales. Y esto se debe
también a que el ser humano aspira a la felicidad y el cristiano sabe que la
felicidad es Cristo, pero ya no encuentra el lenguaje
adecuado para decírselo al mundo. La Iglesia, sin embargo, debe ser
''magnética'', trabajar por atracción, con una actitud de amistad hacia el
mundo.
“la verdad es Cristo, una Persona,
y no un conjunto de reglas”
Por cuanto se refiere a las parejas en dificultad,
(NB. Entiéndase Divorciados) se ha insistido
en la necesidad de que la Iglesia esté cerca de ellas con comprensión, perdón y
misericordia. La misericordia - se ha dicho - es la primera prerrogativa de
Dios, pero hay que considerarla en el contexto de la justicia, solamente así se
respetará en su plenitud el designio divino.
El matrimonio es y sigue siendo un sacramento
indisoluble; sin embargo, ya que la verdad es Cristo,
una Persona, y no un conjunto de reglas, es importante mantener los
principios, no obstante cambien las formas concretas de su actuación. En
resumen, como decía Benedicto XVI: novedad en la continuidad: el Sínodo no
cuestiona la doctrina, pero reflexiona sobre la pastoral, es decir sobre el
discernimiento espiritual para la aplicación de la misma para enfrentar los
retos de la familia contemporánea. En este sentido, la
misericordia no elimina los mandamientos, sino que es su clave hermenéutica.
“las uniones de hecho en que se convive con lealtad y amor,
presentan elementos de santificación y de verdad”
Por otra parte, se ha observado que incluso las situaciones imperfectas deben tratarse con respeto,
por ejemplo, las
uniones de hecho en que se convive con lealtad y amor, presentan elementos de
santificación y de verdad. Lo esencial es, por tanto, considerar
ante todo los elementos positivos, para que el Sínodo infunda
valor y esperanza también a las formas imperfectas de familia, que
pueden ser valoradas según el principio de gradualidad
. Hay que amar realmente a las familias necesitadas.
“las formas imperfectas de familia…
valoradas según el principio de gradualidad”
En el contexto de una sociedad en la que prevalece
una especie de ''ego-latría'', que conduce a la desfamiliarización, se detecta
una pérdida del sentido de la alianza entre el hombre (y la mujer) y Dios. El
anuncio de la belleza de la familia, por lo tanto, no
debería ser un esteticismo, la presentación de un mero ideal para imitar;
al contrario debería explicar la importancia del compromiso
definitivo fundado en la Alianza de los cónyuges con Dios.
Otro punto esencial ha sido el rechazo del
clericalismo: A veces parece que la Iglesia se preocupe más del poder que del
servicio y por eso no inspira los corazones de los seres humanos. . Es
necesario, entonces, volver a imitar a Cristo, volver a encontrar la humildad:
la reforma de la Iglesia debe comenzar por la reforma del clero, porque si los
fieles ven que sus pastores imitan a Cristo, volverán a acercarse a la Iglesia,
que pasará solamente de evangelizar a ser evangelizadora.
También se ha abordado la cuestión del valor
esencial de la sexualidad dentro del matrimonio, Efectivamente, se habla tanto,
críticamente, de la sexualidad fuera del matrimonio que la sexualidad conyugal
parece casi la concesión a una imperfección. El Sínodo ha mencionado -
brevemente - la necesidad de mejorar la formación de los sacerdotes, de
políticas en favor de la familia y del relanzamiento de la transmisión de la fe
en la familia.
Durante la hora de la discusión libre, -18,00 a
19,00- también ha habido dos propuestas: que el Sínodo enviase un mensaje de
aliento y estima a las familias en Irak, amenazadas de exterminio por el
fanatismo islámico y obligadas a huir para no renunciar a su fe. La propuesta
fue sometida a votación y aprobada por mayoría.
La segunda propuesta se refería a la necesidad de incluir en la reflexión al clero casado de las Iglesias
Orientales, que a menudo vive también crisis familiares, que pueden desembocar
en la solicitud de divorcio.
Tercera
Congregación General
Ciudad del Vaticano, 7 octubre 2014 (VIS).-Esta
mañana durante la tercera congregación general ha proseguido la discusión. Los
temas previstos, de acuerdo con el orden del Instrumentum Laboris, han sido :
''Evangelio de la familia y ley natural'' (Parte I, cap. 3) y ''La familia y la
vocación de la persona en Cristo'' (Parte I, cap 4. ).
En la apertura de la Congregación se ha anunciado
que el Consistorio ordinario, convocado por el Santo Padre para el lunes, 20 de
octubre estará dedicado a la situación en el Oriente Medio, a la luz de los
resultados de la reunión de algunos Representantes Pontificios y de los
Superiores de los Dicasterios competentes celebrada en el Vaticano del 2 al 4
de octubre. El tema del Consistorio será presentado por el cardenal Pietro
Parolin, Secretario de Estado. En el encuentro también participarán seis
patriarcas orientales y el patriarca latino de Jerusalén, S.B. Fouad Twal.
El debate general ha continuado siguiendo los
argumentos previstos. Se ha afirmado que era necesaria una mayor preparación
para el matrimonio, para que éste no fuera sólo válido, sino también
fructífero. La propuesta es la de no preocuparse solamente por los remedios
para el fracaso de la unión conyugal, sino también por las condiciones que la
hacen válida y fructífera. Lo que hay que transmitir es una visión del
matrimonio no sólo como punto de llegada, sino como un camino hacia una meta
más alta, un camino de crecimiento personal y de pareja, una fuerza y fuente de
energía. La elección del matrimonio es una vocación verdadera y propia y como
tal requiere fidelidad y coherencia para ser realmente un lugar de crecimiento
y de salvaguardia de lo humano.
Para ello, hay que acompañar constantemente a los
cónyuges en su itinerario de vida, a través de una pastoral familiar intensa y
vigorosa. El camino de preparación para el sacramento del matrimonio debe ser,
por lo tanto, largo, personalizado y también severo, sin miedo a que
eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia. De lo
contrario, se corre el riesgo de obstruir los tribunales de justicia con los
procesos matrimoniales.
Otro punto destacado en el Aula ha sido la
influencia de los medios de comunicación, a veces intrusivos, cuando presentan
ideologías contrarias a la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la
familia. En esta perspectiva, se ha reiterado que además de proteger a los
católicos, también hay que prepararlos mejor. La Iglesia debe ofrecer su
enseñanza de forma más incisiva, presentando la doctrina no como una lista de
prohibiciones, sino haciéndose más cercana a los fieles, como hacía Jesús. De
esta manera, actuando con empatía y ternura, será posible reducir la brecha
entre la doctrina y la práctica, entre las enseñanzas de la Iglesia y la vida
familiar. Porque lo que necesitamos no es una elección
entre la doctrina y la misericordia, sino la puesta en marcha de una
pastoral iluminada, para animar sobre todo a las familias en dificultades, que
a menudo tienen la sensación de que no pertenecen a la Iglesia.
“En cuanto a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a
casar, se ha reiterado que ese sacramento no es el sacramento de los perfectos,
sino de aquellos que están en camino”
Se ha reanudado el debate sobre el tema
de las parejas con problemas, (NB.
Entiéndase Divorciados) los divorciados que se
han vuelto a casar. A ellos, se ha dicho, la Iglesia no debe presentar un juicio, sino
una verdad, con una mirada comprensiva, porque la gente sigue la verdad y sigue
a la Iglesia si ésta dice la verdad. La ''medicina'' de la
misericordia da acogida, atención y apoyo. Sobre todo porque - se ha destacado-
las familias que sufren no buscan soluciones pastorales rápidas, no quieren ser
una mera cifra estadística, sino que sienten la necesidad de ser aconsejadas y
de sentirse aceptadas y amadas. Se debe dar más espacio
a la lógica sacramental que a la jurídica.
En cuanto al acercamiento
a la Eucaristía de los divorciados que se han vuelto a casar, se ha reiterado
que ese sacramento no es el sacramento
de los perfectos, sino de aquellos que están en camino.
Al igual que ayer por la tarde la discusión se ha
centrado también en la necesidad de renovar el lenguaje de la proclamación del
Evangelio y de la transmisión de la doctrina. La Iglesia debe abrirse más al
diálogo y escuchar con más frecuencia (y no sólo en casos excepcionales) las
experiencias de las parejas casadas, porque sus luchas y sus fracasos no pueden
ser ignorados; al contrario, pueden ser el fundamento de una teología real,
verdadera. Y siempre a propósito del lenguaje, ha
habido alguna que otra perplejidad acerca de la sugerencia incluida en el
Instrumentum Laboris - de profundizar en el concepto, de inspiración
bíblica, de ''orden de la creación'' como posibilidad de releer de una manera
más significativa la ''ley natural''. No es suficiente cambiar el vocabulario,
se ha dicho, si luego no se consigue crear un puente de diálogo efectivo con
los fieles. En este sentido, se ha afirmado que la vasta y difusamente sentida
necesidad de cambio debe entenderse como conversión pastoral para que el
anuncio del Evangelio sea más eficaz.
A continuación se han presentado tres dimensiones
específicas de la familia: la vocación a la vida; la misionera, entendida como
testimonio de Cristo a través de la unidad familiar; y la aceptación del otro,
ya que la familia es la primera escuela de alteridad, el lugar donde se pueden
aprender la paciencia y la lentitud, en contraste con el ajetreo y el bullicio
del mundo moderno. También se ha puesto de relieve otra dimensión ulterior del
núcleo familiar : la santidad, porque la familia educa a la santidad, es un
icono de la Trinidad, Iglesia doméstica al servicio de la evangelización, futuro
de la humanidad.
Otros puntos mencionados
durante la Tercera Congregación General han sido la importancia de la
catequesis para las familias, especialmente para los niños, y de la oración
entre las paredes domésticas que da lugar a una verdadera y propia generación
de la fe, transmitiéndola de padres a hijos. Por último, se ha subrayado la
necesidad de un formación más profunda de los sacerdotes y catequistas.
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