viernes, 27 de marzo de 2009

Deo Gratias!!

Gracias a Dios hemos terminado el entrepiso de la casa de ejercicios espirituales, una fase más de la obra. El esfuerzo y la generosidad de la juventud que se hizo presente, nos dió un ejemplo que no se ve hoy en cualquier lugar. Dios todavía mueve a las almas generosas para que ayuden en las obras que contribuyen a su Mayor Gloria y provecho de las almas.
Dios les bendiga y derrame sus gracias sobre todos ustedes que no le han negado sus manos para el trabajo.

R.P. Esquives.

Colocando las vigas del entrepiso.











El comienzo de la loza con sus guías.


El andamio que nos permitió subir el material a la planta alta.






En el medio de la obra.



El fin del trabajo.







Otra toma de la terminación.













lunes, 16 de marzo de 2009

Colaboracion en la Mision Religiosa de Magdalena, Prov. de Buenos Aires


Este fin de semana pasado, un grupo de fieles ha estado trabajando, en la casa que se esta edificando en la mision religiosa de la "Compañia de Jesus y Maria", ubicada en Magdalena, provincia de Buenos Aires. Hemos estado instalando el sistema de cañerias que llevaran el agua fria y caliente a los baños que se situaran en la planta superior de la mencionada casa, para comodidad de los huespedes. Esta Obra, como dice el Padre Hugo "es para que todos la sientan como su propio Hogar..." Realmente es como lo sentimos que hasta las cosas que parecen mas sencillas, como sembrar semillas en la huerta como asimismo en trabajos como la construccion, instalaciones electricas, sanitarias, alimentar los animales, apicultura y tantas otras tareas mas, son hechas por los Sacerdotes y con ayuda de laicos, con mucha paciencia, amor y entrega. Con la generosidad de muchos hemos recibido donaciones que son de gran aprecio para el crecimiento de la Obra Religiosa.
Aprovechamos para mencionarles que cualquier tipo de ayuda material o humana por mas minima que sea sera mas que bienvenida, ya que la suma de pequeñas colaboraciones hacen una gran obra.
Reciban un cordial saludo en Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima!

jueves, 12 de marzo de 2009

Para comprender la Santa Misa





























“Así como la naturaleza humana, dice el Concilio de Trento, no se eleva con facilidad a la meditación de las cosas divinas sin algún auxilio exterior, así también nuestra piadosa Madre la Iglesia, conformándose con la disciplina y la Tradición de los apóstoles, ha establecido ciertos ritos, es a saber, que algunas cosas de la Misa se pronuncien en voz baja, y otras con voz mas elevada. Además de esto ha empleado ciertas ceremonias: bendiciones, luces, incienso, ornamentos sacerdotales y otros medios para realzar la Majestad del divino Sacrificio y para excitar a los fieles, por estos signos exteriores de la religión y de piedad, a levantar su espíritu a la contemplación de los sublimes misterios en ellos escondidos”
(De sacrificio Missae, Ses. XXII, Cap. V)

Tratemos pues de penetrar en el sentido sobrenatural de lo que se dice y se hace en el altar durante la celebración de la Santa Misa, por ser ella el centro y alma de toda acción católica, porque la Misa se identifica con el sacrificio del Calvario en el que Cristo padeciendo y muriendo consumó en la Cruz el sacrificio por la redención del género humano. La Pasión y la Muerte del Señor es el centro por lo tanto de toda la economía divina y de la salud humana.

Se nos ha pedido una breve explicación sobre este divino misterio, queremos darla sin dejar de señalar los errores que se han diseminado entre los católicos, que carentes del conocimiento intrínseco de este misterio, con facilidad son llevados con explicaciones espurias y sensibleras a despojarse de sus frutos y riquezas, y peor aún a contribuir a su destrucción, aceptando como católica una parodia de misa al mejor tenor protestante, sin sacrificio, sin sacerdocio, sin presencia divina. De aquí que realcemos su intima conexión con la Tradición y la doctrina transmitida por los apóstoles.

“El sacerdocio de Cristo, dice el Concilio de Trento, no debía terminar con su muerte. Por eso en la Última Cena, en la noche en que fue entregado, dejó a la Iglesia, su Esposa muy amada, un sacrificio visible como convenía a nuestra naturaleza: sacrificio que representaría el sacrificio cruento que en la Cruz iba a cumplirse, que perpetuaría su recuerdo hasta el fin de los tiempos, aplicándonos su virtud de salvación en remisión de nuestros pecados que cada día cometemos. En el sacrificio divino, que en la misa se realiza, está contenido e inmolado (y por ende ofrecido) de una manera incruenta el mismo Jesucristo, que de un modo cruento se ofreció Él mismo en el ara de la Cruz. Este sacrificio es, por consiguiente, un verdadero sacrificio propiciatorio” Conc. De Trento Ses. XXII).

La asistencia a la Santa Misa es la unión a Jesucristo que ofrece a Dios, por el ministerio del sacerdote, su misma Sangre que derramó en la Cruz; es la participación del Sacrificio del Calvario continuado por el mismo Sumo Pontífice (Jesucristo) que se ofrece como la misma y única Víctima cuya oblación solamente es agradable a Dios.

Siendo entonces el Sacrificio de la Misa y el Sacrificio del Gólgota esencialmente “unum atque idem sacrificium” (uno y el mismo sacrificio) ¿Quién no ve la importancia suma de su celebración, del respeto y reverencia en que se la debe tener o de la asistencia a tan grande Sacrificio, con la determinada voluntad de participar en sus beneficios lo mas posible? “El hombre no puede realizar una acción más santa, más grande, más sublime que celebrar una Misa, a cuyo respecto el Concilio de Trento dice: Estamos obligados a reconocer, dice el mismo Concilio, que los cristianos no pueden hacer nada más santo ni más agradable a Dios que participar en los divinos misterios en los cuales la Víctima vivificadora que nos reconcilia con Dios Padre, se inmola diariamente sobre nuestros altares en manos del sacerdote” (S. Alfonso Maria de Ligorio).

El Santo Cura de Ars nos dice, «Todas las buenas obras juntas no son de igual valor que el Sacrificio de la Misa porque ellas son las obras del hombre, y la Santa Misa es la obra de Dios»

De aquí que el enemigo de la Iglesia y de la salvación de las almas busque con tanto afán despojarnos de este Sacrificio benéfico. Escuchemos lo que al respecto dice S. Alfonso María de Ligorio:
“El diablo siempre ha intentado, por medio de los herejes, privar al mundo de la Misa, haciéndoles los precursores del Anticristo quien, antes que nada, intentará abolir y abolirá efectivamente el Santo Sacrificio del Altar, como castigo de los pecados de los hombres, según la predicción de Daniel: `Y se hizo fuerza contra el Sacrificio perpetuo´. Dan. VIII,12”. (Selva).


El odio de los “reformadores” del S. XVI hacia la Misa Tradicional es bien conocido. Lutero negó repetidamente su verdadera naturaleza sacrificial y sobre todo odió el “Canon abominable en el cual la Misa se hace Sacrificio. De hecho, llegó a decir, “yo afirmo que todos los burdeles, los asesinatos, los robos, los crímenes, los adulterios son menos inicuos que esta abominación de la Misa Papista”. Acerca del Canon o núcleo de la Misa, declaró: “Ese Canon abominable es una confluencia de albañales de aguas fangosas, que ha hecho de la Misa un sacrificio. La Misa no es un sacrificio. No es el acto de un sacerdote que sacrifica. Junto con el Canon, nosotros desechamos todo lo que implica una oblación”.
Ahora bien, pensemos un poco en lo que se realiza en las iglesias de nuestras localidades, ¿Tienen relación inequívoca con el sacrificio de la Cruz? ¿El sacerdote ocupa su lugar exclusivo como oferente del Sacrificio? ¿Al asistir a estas “misas” se conserva la conciencia general de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía? ¿El pueblo se va a su casa con la convicción de que adoró a Dios, lo tuvo frente a sí, le ofreció un sacrificio y lo encerró en su pecho al comulgar?
Alguno que tiene la oportunidad, hoy extraordinaria, de tener la misa tradicional podrá decir que si, pero me refiero a lo establecido como la manera “normal” u ordinaria de celebrar y asistir a la “misa” hoy. El fiel que sabe observar, que no tiene todavía el sentido religioso atrofiado por la prédica constante del modernismo, sabe a todas luces que no es así. Basta ver a los sacerdotes fungiendo una tarea de presidente de la asamblea, rodeado de laicos, hombres o mujeres, en el altar. Todos tienen derecho a todo, este lee el evangelio, aquella la epistola, todos hacen el ofertorio, todos distribuyen la comunión, ¿Cuál es la diferencia con el sacerdote? ¿De qué sirvió el orden sacerdotal? ¿No es mas el mediador entre Dios y el pueblo? Ah Si!. Él es el que reparte apresurado a puñadas las hostias entre los copones para que los ministros de la eucaristía repartan la comunión.!! Hay lugares en los que las religiosas han ocupado todas las funciones del sacerdote; no exageramos. En Pipinas localidad de la diócesis de La Plata, a donde ocupa el obispado un “conservador” es así. Las religiosas celebran los domingos. Si, cieramente nunca será una Misa. Ellas bautizan, ellas celebran matrimonios, se dice que les han permitido administrar la extremaunción. En fin, ¡se les ha concedido más que lo que Jesucristo concedió a su Madre, la Santísima Virgen María!.
Y si buscamos por otros lugares podemos llegar a las misas ecuménicas, a las carismáticas, y aquellas que son sazonadas con “teodanza” para que al que le aletarga la quietud de la oración pueda mantenerse despierto.
No exageraban en nada los cardenales Ottaviani y Bacci cuando escribieron a Paulo VI en septiembre de 1967, manifestándole que la “Nueva Misa” representaba, “tanto en su conjunto como en sus detalles, una notable desviación de la teología católica de la Misa, tal como fue formulada en la Sesión XXII del Concilio de Trento”. Hoy vemos sus frutos. Junto con la carta le presentaron el ahora célebre “Breve examén crítico del Novus Ordo Missae”, preparado por un grupo de teólogos, que dicho sea de paso, contó con la labor y lucidez de Monseñor Gerard des Lauriers O.P., en este estudio, además de hacer una crítica mas en detalle sobre las partes del N.O.M., dejó en claro el adagio "Lex orandi, lex credendi", la ley del orar establece la ley del creer, ya que sabemos, como lo sabían también los herejes reformadores, que el culto que se tributa a Dios expresa las creencias que tenemos de Él, de manera que modificando ese culto se puede modificar de manera sustancial la creencia o Fe que expresaba el culto establecido. De ahí que nuestros antepasados hiciesen tanto hincapié en custodiar los detalles de gestos y palabras, que inciden en los dogmas que profesamos. Igual razón y de no menor peso tiene el conservar el sentido de las palabras y expresiones, ya que sustituir palabras propias por palabras ambiguas, puede generar una ambivalencia de sentido, de manera que con la misma palabra se expresen creencias distintas. Vaya como ejemplo la expresión “de la misma naturaleza” que en algunas celebraciones de la misa nueva ocupa el lugar de la expresión “consubstancial” en el Credo, refiriéndose al dogma de la Santísima Trinidad. Ser de la misma sustancia no es lo mismo que ser de la misma naturaleza. Las tres personas de la Santísima Trinidad son una misma sustancia, decir en ese momento que son de la misma naturaleza, deja la expresión propia por una ambigua, que podría dejar abierta la posibilidad a interpretar que son tres naturalezas del mismo valor pero no una sola sustancia. Tres hombres pueden tener también la misma naturaleza, pero sería una locura decir de ellos que son consustánciales. En el caso de la expresión señalada, tiene en el fondo las miras de atenuar los dogmas católicos para que a oídos de protestantes, judíos, y demás religiones no sea molesto. Esto es esconder la cruz en el saco, como lo hacen algunos prelados cuando visitan las sinagogas, para no ofender a sus hospitalarios "amigos", así se atenuan los dogmas para entablar “diálogos” a donde solamente el católico resulta perdedor.
Siguiendo con la Carta de los cardenales, el 26 de marzo de 1970 se emitió una Instrucción General revisada para tratar de desviar las críticas, pero no se hizo ningún cambio en absoluto en el texto real del Novus Ordo Missae mismo. La confusión y ambigüedad de doctrina seguía en evidencia. Y hoy llega a puntos absurdos.
Pongamos un ejemplo más, que nos hable de la confusión que reina desde la promulgación del N.O.M. de Paulo VI. Transcribimos párrafos de la nota de presentación del episcopado argentino al intento de unificación del misal N.O.M. en 1989:
“Hasta fecha reciente existían en el área de la lengua castellana, cinco ediciones diferentes del Misal Romano, una de ellas producida en la Argentina. Ante esa realidad las Conferencias Episcopales de lengua castellana se propusieron armonizar un texto único en castellano del Ordinario de la Misa y las plegarias eucarísticas, el que fue preparado por expertos de los distintos países a través de reuniones y consultas. Finalmente la versión unificada de la lengua española fue promulgada por la Congregación para el Culto Divino el 16 de julio de 1987 El Episcopado argentino decidió, en abril de 1989, que el nuevo texto unificado se utilizará a partir del primer domingo de Adviento de ese año, esperando conseguir frutos de mayor participación y orden en las celebraciones. De esta manera nuestro país se adelanta al uso de esta versión española única, que será obligatoria desde 1992 ".
Señalamos las fechas a propósito, haciendo notar la cantidad de años que sin mayor preocupación se sigue en confusión, ¿Es la forma de tratar el Sacrificio del Hijo de Dios? Y agrega la misma nota:
“Próximamente entrará en vigencia en la Argentina el texto unificado en lengua castellana del Ordinario de la Misa, de las Plegarias eucarísticas y de otros textos alternativos. Y antes de comenzar el tiempo de Cuaresma del año 1992, cuando celebremos el V Centenario del descubrimiento y del comienzo de la Evangelización de América, todos los fieles católicos de habla castellana participaremos de la Santa Misa y rezaremos el Padrenuestro no sólo en la misma lengua, sino también con las mismas fórmulas y palabras.(¡¡!!) Es un acontecimiento de significación para la Iglesia en los países hispanoparlantes. En los textos unificados podremos captar mejor la unidad de fe, que se expresa en una misma y única liturgia(¡¡!!) eucarística. Es esta una ocasión propicia para que los sacerdotes, los miembros de los equipos de liturgia, los colaboradores de nuestras celebraciones, y todos los miembros del Pueblo de Dios puedan profundizar en el contenido y en el espíritu del Ordinario de la Misa y en sus Plegarias eucarísticas.”
Se puede uno preguntar ¿Qué había pasado hasta entonces? ¿Alguien comprendía el sentido de la liturgia? ¿Acaso esta unificación tanto en las palabras, el idioma, el sentido y sobre todo la Fe que no cambia, no sabían que ya se había logrado con la liturgia del Misal de San Pio V? Además esto no sucedía solamente con los hispanoparlantes sino con todo catolicopensante que habitaba la tierra. ¡Lo expresan como un logro de una liturgia que no a traído sino confusión, de palabras, sentido y Fe! ¡Que desfachatez!
En fin sabemos por la experiencia actual que la confusión continua, que no existe una liturgia uniforme y comprensible por naturaleza como la liturgia del Misal de San Pio V, la Misa llamada Tridentina.
En razón de la extensión de este trabajo preferimos dejar para más adelante la exposición sobre el lenguaje, la precisión del sentido, la belleza de las formas y su conexión exclusiva con la doctrina católica y cómo es que con la liturgia nueva se deslizó en la Iglesia una doctrina nueva absolutamente contraria a su fin.
Dios les bendiga.
R.P. Hugo Esquives.