domingo, 29 de marzo de 2015

El Sarcasmo como conducta

Cuando está en juego la integridad de la Santa Iglesia, la salvación de las almas y, por ende, la gloria de Dios, es imperativo hablar con claridad y llamar a las cosas por su nombre.
            Durante años nos han enseñado que los enemigos de la Santa Iglesia han buscado todo tipo de medios y subterfugios para destruirla, que una situación tal como la vivida durante Vaticano II no podía tener causas espontáneas, que los Maritain, los Congar, los Beauduin, los Rahner, y los Ratzinger siempre pensaron igual, aún cuando eran seminaristas bajo el pontificado de su Santidad Pio XII o simplemente profesores, aún cuando hacían el juramento antimodernista obligatorio antes de las Sagradas Órdenes.
            Todos aceptan que la revolución es un hecho, que sus causas tienen nombre y apellido, que se ha valido siempre de la intriga, pero cuando se trata de lo que vemos, de lo cercano y lo contemporáneo se olvida todo lo dicho. En una conversación que tuvimos hace 26 años con alguien muy importante en el Seminario de Ecône nosotros preguntábamos sino habría que poner atención a que no entraran en la Fraternidad personas dispuestas a destruirla ( como a la Iglesia), la respuesta fue: “Sí, puede ser que entren, pero el ambiente es tan bueno que no soportan y se van”. Eso es una ingenuidad y borrar de un plumazo todo aquello que nos enseñaba cuando esa persona nos hablaba de carbonarios e iluminados en los tiempos de su Santidad Pio IX. El mismo Monseñor Lefebvre nos decía que durante años pidió al Rector del Seminario (Ecône) que expulsara a un seminarista llamado Oppenheimer, que era, decía, alguien introducido indebidamente en el Seminario. El Rector desoyó la advertencia, ordenaron sacerdote al seminarista, y luego de su ordenación abandonó la Fraternidad para regresar a la Diócesis de Toulón (Francia) a la cual había pasado información durante todo su seminario.
            Luego de las Consagraciones Episcopales de 1988 los Superiores de la Fraternidad que estábamos en Ecône redactamos una carta dirigida a Roma para pedir la excomunión al igual que la habían recibido Consagrados y Consagrantes, el redactor de la Carta fue principalmente el Padre Alain Lorans, curiosamente supimos, con los años, que él estaba detrás de la fundación del GREC para avanzar los arreglos con Roma. ¿Quién es quién?
            Queremos hablar de Monseñor Richard Williamson y de los últimos acontecimientos que se relacionan con él, a saber, la consagración episcopal realizada en Brasil en el Monasterio Benedictino de la Santa Cruz en Nova Friburgo el 19 de marzo del corriente año.
            Mons. Williamson siempre está donde no debe estar, dice lo que no debe decir, calla lo que debería hablar, elige el momento más inoportuno para hacer algo y, en este caso, elige al sujeto menos adecuado.
            Durante los años 80 se hizo una gran discusión en el Seminario de Ecône y una división de partidos entre los seminaristas. El Padre Cantoni admitía y defendía la inocencia de la misa nueva en sus cursos de Historia de la Iglesia y el Padre Williamson (Padre en la época) tomaba la posición contraria en sus clases; la división y oposición tomó proporciones generales en el Seminario; el Rector inclinaba  a favor de los más liberales, nó quizás por lo que decía su inteligencia pero sí por lo que sentía su corazón. Monseñor Lefebvre no vivía en Ecône en esa época sinó en la Casa Generalicia (si mal no recuerdo era Richenbach en esos años) y debió intervenir. La situación había sido grave: El Padre Cantoni se fue a Italia a una Diócesis de la misa nueva, el Rector fue nombrado Capellán de las Hermanas en St. Michel en Brenne, el Padre Williamson enviado al Seminario de Ridgefield (USA) como Vicedirector y Monseñor Lefebvre debió regresar a Ecône.
            Actualmente Monseñor Williamson dice encarnar la verdadera Fraternidad pero su lucha titánica no es contra la misa nueva, como lo fue la lucha de Mons. Lefebvre, sinó contra los Sacerdotes que no aceptan a los últimos Papas que han impuesto las reformas en la Iglesia.
            En Ecône, el Padre Williamson era el gran inteligente, el de las clases difíciles, el de los muchos idiomas, el conocedor de la Suma Teológica y ahora escribe artículos con errores básicos de lógica y distinciones que corrigen las de Nuestro Señor en el Evangelio (para Nuestro Señor hay árboles buenos o malos con frutos buenos o malos y que por los frutos los conoceremos. Para Mons. Williamson hay árboles en parte buenos y en parte malos, con los dos frutos a la vez e imposible de distinguirlos por ellos).
            Cuando hizo sus declaraciones en Alemania acerca de los acontecimientos luctuosos de la Segunda Guerra Mundial, dijo exactamente lo que no debía decir, a quien no debía, en donde no debía y en las circunstancias menos oportunas para la política eclesiástica de ese momento de la Fraternidad San Pío X.
            En 1989 ya Rector del Seminario de Winona (USA) recibió como Seminarista a un argentino, Carlos Urrutigoity, que había sido reenviado del Seminario de la Reja por razones graves de moralidad y un marcado orgullo (en aquel momento Mons. De Galarreta, a cargo del Distrito de América del Sur de la Fraternidad, en vez de mandarlo a su casa lo envió al Priorato de Córdoba, Argentina, a cargo del Padre Luis María Canale en donde se repitieron conductas incorrectas para un seminarista. Aún así Mons. De Galarreta lo derivó al Seminario de Estados Unidos). Enterados nosotros de que dicho seminarista iba a ser ordenado Subdiácono enviamos cartas testimoniales para advertir que debía evitarse tal ordenación; estas cartas son siempre obligatorias y confidenciales. Al respecto dice el Código de derecho Canónico de 1917:
Canon 544, 3: Si se trata de admitir a los que han estado en algún Seminario… Requiérense además letras testimoniales dadas según los diversos casos por el Rector del Seminario o Colegio…
Canon 545, 1: Los que por prescripción del derecho están obligados a dar las letras testimoniales no las entregarán a los mismos aspirantes sinó que las enviarán gratuitamente a los Superiores Religiosos cerradas y selladas dentro del trimestre… Tratándose de quienes hubieren estado en un Seminario… Reforzadas por el Superior con juramento.
Canon 545, 4: En sus letras testimoniales, después que hubieran realizado cuidadosa indagación, incluso valiéndose de noticias secretas, onerada gravemente su conciencia sobre la verdad de lo que refieran, deben informar acerca del nacimiento, costumbres, ingenio, vida, fama, condición y ciencia del aspirante; si acaso se halla sometido a inquisición, si está ligado por alguna censura, irregularidad u otro impedimento canónico, y si su familia necesita ayuda y, finalmente, tratándose de aquellos que han estado en un Seminario, Colegio o Postulantado o Noviciado de otra religión (Congregación u Orden), por qué motivo fueron despedidos o se marcharon ellos espontáneamente.
Canon 546: Todos cuantos reciban las informaciones antedichas tienen estricta obligación de guardar secreto acerca de las noticias recibidas y de las personas que las proporcionaron.
            Mons. Williamson, en cambio, entregó dichas cartas al seminarista implicado para que se defendiera, faltando al rigor de los cánones. En aquel momento, 1989, defendió tanto a dicho seminarista como a los Padres Jean Michel Faure y Alvaro Calderón, sobre quienes habíamos pedido una investigación canónica confidencial, hecha pública por el Padre Franz Schmidberger en el Seminario de la Reja a todos los Profesores y que fue causa de nuestra expulsión de la Fraternidad S. Pio X. (Los seminaristas que abandonaron el Seminario en 1989 lo hicieron el 21 de mayo de dicho año; nosotros fuimos expulsados el 16 de julio del mismo año y en ese momento éramos Superior de la Casa Autónoma de Santiago de Chile. De los Seminaristas que abandonaron el Seminario, sólo dos de ellos habían sido dirigidos espirituales nuestros y del total de 21 seminaristas sólo conocíamos a nueve, ya que los otros habían ingresado al Seminario cuando nosotros ya estábamos en Chile). La conclusión de Mons. Williamson fue que nosotros éramos mentirosos y que el seminarista en cuestión era humilde, así como el Padre Schmidberger se negó a hacer la investigación canónica pedida porque “el Padre Faure es mi amigo”.
            El seminarista de quien hablábamos fue ordenado Sacerdote por Mons. Williamson y nombrado Profesor en el mismo Seminario. Aunque las acusaciones no hubieran sido ciertas (había muchos testigos y entre ellos Sacerdotes) era groseramente imprudente nombrarlo Profesor en un Seminario de varones, era dar la llave del gallinero al zorro.
            Ya Sacerdote, Urrutigoity, al tiempo abandonó Winona con algunos miembros del Seminario, fundó una Fraternidad, tuvo problemas de moralidad en el Colegio St. Jean dirigido por el Sr. Bond, actualmente está en la misa nueva en Ciudad del Este, Paraguay. Al retirarse del Seminario de Winona dicho Padre, Mons. Williamson en un comunicado público dijo a los fieles que el mismo implicado era alguien orgulloso…
            Siempre la medida incorrecta o fuera de tiempo o sin considerar las voces que advertían el peligro.
            Valga aquí citar un hecho notable de la Historia de la Iglesia en los prolegómenos de la elección al Papado de su Santidad San Pio V. En diciembre de 1565 murió Paulo IV e hiciéronse los preparativos para el Cónclave en el cual resultó electo San Pio V. Entre los candidatos más seguros figuraba el Cardenal Morone, sin embargo éste había sufrido un proceso del Santo Oficio por sospecha de herejía. San Pio V (aún Cardenal) se manifestó claramente en oposición a la candidatura de Morone. Dice Ludovico Pastor en su Monumental Historia de los Papas, volumen XVII, Barcelona, Gustavo Gili Ed. Año 1931, pág. 48 y nota 1: “Ghislieri (futuro San Pio V), por el contrario, parece haber manifestado que no comprendía cómo se podía con buena conciencia intervenir a favor de Morone, sabiendo que había sido citado a juicio por causa de herejía… Que por lo demás bastaba aún la sola sospecha de error en la Fe para excluirle de la dignidad Pontificia (1, nota: “Et que l’esser statu solamente sospetto di heresia, questo bastava di ragione per escluderlo del Pontificado…” Avissi di Roma, enero de 1566, pág. 157). Así pensaba San Pio V del Pontificado y de la integridad que presupone.
            Si alguien va a ser consagrado Obispo para asistir a las almas como Sucesor de los Apóstoles, para preservar y continuar el Sacerdocio, para confeccionar los Santos Óleos que se usan en cuatro de los siete Sacramentos  y en Sacramentales, para consagrar el Santo Crisma que marca a los que combatirán por la Fe Católica, ¿Puede elegirse a un sujeto dudoso o sobre quien hubo acusaciones y pedidos de investigaciones canónicas que nunca se hicieron? ¿Sobre alguien que fue acusado de mentiroso? San Pio V ya dio su respuesta en un caso similar y de alguien absuelto.
            Si se trata de continuar el combate ¿Por qué elegir para dirigirlo un combatiente de 73 años y al final de su vida?
            En la primera entrevista del P. Faure, el 18 de marzo, día anterior a la ceremonia de Consagración Episcopal, afirmó que, si bien Monseñor Lefebvre le propuso el episcopado, él sugirió otra persona. ¿Por qué entonces en 1988 dijo a varias personas que debía ir antes del 30 de junio a Europa para encargar sus vestiduras episcopales?
            Cuando el Seminario comenzó a funcionar en Argentina en el Priorato de la Calle Venezuela en la ciudad de Buenos Aires entre 1978 -1980 fue él su Rector; en 1980 nosotros fuimos nombrados Subdirector y ya en 1982 asistimos como miembros de derecho, en nuestra calidad de Rector del Seminario, al primer Capítulo General de la Fraternidad San Pio X (durante el mismo en los entreactos, Faure nos aconsejaba elegir como Superior General al P. Schmidberger). ¿Por qué en la entrevista dice que permaneció en el cargo hasta 1985? Al ser nombrados nosotros como Rector él quedó como Superior del Distrito de América del Sur hasta 1985 en que fue nombrado Superior del Distrito de México. ¿Por qué tal imprecisión? ¿Falla la memoria o falla la intención?
            Es cierto que su Blasón tiene los “Corazones de Vandeanos” entrelazados pero también es cierto que son el escudo de la Fraternidad San Pío X como figura sobre la Revista Cor Unum de la misma. Es cierto que su lema dice “Ipsa Conteret” (Ella aplastará tu cabeza) haciendo referencia a la Santísima Virgen, pero no dice que es el lema del Blasón Episcopal de Mons. Antonio de Castro Mayer, como quien sigue su combate, al menos para los que conocen aquel escudo y aquel combate.
            Más todavía, dice que su combate será el de Mons. Lefebvre pero todo su ataque es, desde su primera entrevista, contra los Sacerdotes que no aceptan a los nuevos Pontífices.
            Cuando uno estudia el accionar del demonio y no alcanza a discernir, dicen siempre los manuales y tratados: Mira lo que busca y verás quién es, mira lo que ataca y sabrás dónde está el bien y cuál es el mal.
            Los ingleses son, según se dice, sarcásticos en su humor. En los límites del humor es una manera más o menos picante de humorear. No es lícito ser sarcástico en la vida y sobre todo en la vida eclesiástica, actuando de manera tal que se burle uno de lo serio, de lo prudente, de lo que manda el buen sentido y las leyes sagradas de la Iglesia.
            Diera la impresión que Monseñor Williamson disfruta diciendo y haciendo lo que dará problemas. Bastará mirar, ya que el diablo siempre deja la marca de su cola.
                                               Ave María Purísima.
                                                      26 de marzo del 2015.

                                                  +Mons. Andrés Morello