sábado, 12 de septiembre de 2009

Santísimo Nombre de Maria

Et Nomen Virginis Maria

"Y el nombre de la virgen era María. Digamos también, acerca de este nombre, que significa estrella de la mar, y se adapta a la Virgen Madre con la mayor proporción. Se compara María oportunísimamente a la estrella; porque, así como la estrella despide el rayo de su luz sin corrupción de sí misma, así, sin lesión suya dió a luz la Virgen a su Hijo. Ni el rayo disminuye a la estrella su claridad, ni el Hijo a la Virgen su integridad. Ella, pues, es aquella noble estrella nacida de Jacob, cuyos rayos iluminan todo el orbe. cuyo esplendor brilla en las alturas y penetra los abismos; y, alumbrando también a la tierra y calentando más bien los corazones que los cuerpos, fomenta las virtudes y consume los vicios. Esta misma, repito, es la esclarecida y singular estrella, elevada por necesarias causas sobre este mar grande , espacioso, brillando en méritos, ilustrando en ejemplos.



¡Oh!, quienquiera que seas y te sientas arrastrado por la impetuosa corriente de
este mundo, náufrago de la galerna y la tormenta, sin estribo en tierra firme,
no apartes tu vista del resplandor de esta estrella si no quieres ser oprimido
de las borrascas. Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en
los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella. invoca a María. Si eres
agitado de las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si
de la emulación, mira a la estrella, invoca a María. Si la ira, o la avaricia, o
el deleite carnal impele violentamente la navecilla de tu alma, vuelve los ojos
a María. Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a
vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio,
comienzas a ser sumido en la sima sin suelo de la tristeza, en el abismo de la
desesperación, piensa en María. En los peligros, en las angustias, en las dudas,
piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de
tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de
los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si
la ruegas, no erras si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no te
corromperás; si te protege, no temes; si Ella es tu guia, no te fatigarás; si
ella te ampara, llegarás felizmente al puerto; y así, en ti mismo experimentarás
con cuánta razón se dijo: Y el nombre de la virgen era María..." (San Bernardo, super missus est.")
Historia

Ocho días después del nacimiento de la Virgen, sus padres le impusieron el nombre de María. La liturgia, que ha fijado algunos días después de Navidad la fiesta del santo nombre de Jesús, ha querido instituir también la fiesta del santo nombre de María poco después de su Natividad. Celebrada primero en España, esta fiesta fué extendida a toda la Iglesia por el papa Inocencio XI, en 1683, para agradecer a María la victoria que acababa de ganar Juan Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente.

El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Nuestro Señor Jesucristo; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección.El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de esta Santa Madre, las necesidades de la Iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María.

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