domingo, 3 de enero de 2010

Santísimo Nombre de Jesús

Oh Jesús de dulcísima memoria,
que nos das la alegría verdadera:
más dulce que la miel y toda cosa
es para nuestras almas tu presencia.

Nada tan suave para ser cantado,
nada tan grato para ser oído,
nada tan dulce para ser pensado
como Jesús, el Hijo del Altísimo.

Tú que eres esperanza del que sufre,
Tú que eres tierno con el que te ruega,
Tú que eres bueno con el que te busca:
¿Qué no serás con el que al fin te encuentra?

No hay lengua que en verdad pueda decirlo
ni letra que en verdad pueda expresarlo
tan sólo quien su amor experimenta
es capaz de saber lo que es amarlo.

Sé nuestro regocijo de este día,
Tú que serás nuestro futuro premio,
y haz que sólo se cifre nuestra gloria
en la tuya sin límite y sin tiempo.

Breviario Romano,
Himno del Santísimo Nombre de Jesús


Honramos el Nombre de Jesús no porque creamos que existe un
poder intrínseco escondido en las letras que lo componen, sino porque
el nombre de Jesús nos recuerda todas las bendiciones que recibimos a
través de Nuestro Santo Redentor. Para agradecer estas bendiciones
reverenciamos el Santo Nombre, así como honramos la Pasión de
Cristo honrando Su Cruz. Descubrimos nuestras cabezas y doblamos
nuestras rodillas ante el Santísimo Nombre de Jesús; Él da sentido a
todos nuestros afanes, como indicaba el emperador Justiniano en su
libro de leyes: "En el Nombre de Nuestro Señor Jesús empezamos
todas nuestras deliberaciones".
El Nombre de Jesús, invocado con confianza:



  • * Brinda ayuda en necesidades corporales, según la promesa de
    Cristo: "En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas
    nuevas, cogerán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no
    les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán
    bien" (Marcos 16, 17-18). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron
    fuerza a los lisiados (Act. 3, 6) y vida a los muertos (Act. 9, 40).

  • ** Da consuelo en las aflicciones espirituales. El Nombre de Jesús le
    recuerda al pecador el padre del Hijo Pródigo; le recuerda al justo el
    sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.

  • *** Nos protege de Satanás y sus engaños, ya que el Demonio teme el
    Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz.

  • **** En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el
    tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: "lo que pidáis al Padre os lo
    dará en mi nombre." (Juan 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas
    sus plegarias con las palabras: "Por Jesucristo Nuestro Señor", etc.
    Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de
    Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos."
    (Fil. 2, 10).

Un especial devoto del Santísimo Nombre fue San Bernardo, quien
habla de él con especial ardor en muchos de sus sermones. Pero los
promotores más destacados de esta devoción fueron San Bernardino
de Siena y San Juan Capistrano. Llevaron consigo en sus misiones en
las turbulentas ciudades de Italia una copia del monograma del Santísimo
Nombre, rodeado de rayos, pintado en una tabla de madera, con
el cual bendecían a los enfermos y obraban grandes milagros. Al finalizar
sus sermones mostraban el emblema a los fieles y les pedían que
se postraran a adorar al Redentor de la humanidad. Les recomendaban
que tuviesen el monograma de Jesús ubicado sobre las puertas de sus
ciudades y sobre las puertas de sus viviendas. Debido a que la manera



en que San Bernardino predicaba esta devoción era nueva, fue acusado
por sus enemigos y llevado al tribunal del Papa Martín V. Pero San
Juan Capistrano defendió a su maestro tan exitosamente que el papa
no sólo permitió la adoración del Santísimo Nombre, sino que asistió
a una procesión en la que se llevaba el Santo Monograma. La tabla
usada por San Bernardino es venerada en Santa María en Ara Coeli en
Roma. Fue gracias a los esfuerzos de San Bernardino que la costumbre
de añadir el Nombre de Jesús al Ave María fue difundida en Italia,
y de ahí a la Iglesia Universal.
El emblema o monograma que representa el Santísimo Nombre de
Jesús consiste de las tres letras: IHS. En la Edad Media el Nombre de
Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la
última letra del Santísimo Nombre. Se encuentra por primera vez en
una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM
(El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos sostienen que las tres letras

son las iniciales de "Jesus Hominum Salvator"
(Jesús Salvador de los Hombres). Los jesuitas hicieron de este
monograma el emblema de su Sociedad, añadiéndole una cruz sobre
la H y tres clavos bajo ella.

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