lunes, 11 de octubre de 2010

¡Madre de Dios!

La Maternidad Divina
“16.Hoy más que nunca hace falta tener una sola Fe. Pues si en algún tiempo, Venerables hermanos, ahora de una manera especial es necesario, que todos los buenos se estrechen en Jesucristo y su mística esposa la Iglesia mediante una misma y sincera profesión de Fe; ahora cuando tantos hombres en el mundo se esfuerzan por sacudir el suave yugo de Jesucristo, rechazan la luz de su doctrina, pisotean las fuentes de la gracia, y desechan la autoridad de Aquel que ha venido a ser, según palabras del Evangelio, signo de contradicción (Lc. II,34). Siendo este abandono lamentable de Jesucristo origen de todo ese cúmulo de males que cada día se extienden más, pidan todos el oportuno remedio a Aquel que ha sido dado a los hombres sobre la tierra y en quien únicamente podemos ser salvos (Act. IV,13).
Así tan sólo, con el favor del Sagrado Corazón, pueden brillar tiempos mejores para todo el género humano, lo mismo para todos los individuos que para la familia y la sociedad civil, hoy profundamente perturbadas.
17. La Maternidad Divina de María. De este punto de la doctrina católica que hasta ahora hemos estudiado, se deriva necesariamente el dogma de la divina maternidad, que predicamos de la Santísima Virgen María. No –como advierte San Cirilo- que la naturaleza del Verbo o su divinidad haya tomado el principio de su origen de la Virgen, sino en el sentido de que de ella tuvo princípio aquél sagrado cuerpo, que informado por un alma racional y unido hipostáticamente al Verbo de Dios, se dice haber nacido según la carne (Concilio de Éfeso, Cyrilli ad Nestorium).
A la verdad, si el Hijo de la Virgen María, es Dios, indudablemente con todo derecho y justicia se ha de llamar Madre de Dios aquella que lo concibió, y si una sola es la persona de Jesucristo, y ésta divina, es claro que todos los hombres han de llamar a María, no sólo Madre de Jesucristo hombre, sino “Deipara”, o “Theotocos”, esto es Madre de Dios. A aquella, pues, que es recibida por Isabel su prima con el saludo de Madre de mi Señor (Lc. I,43), que según dice San Ignacio Mártir, dió a luz a Dios (Ep. Ad Efes. 7, 18-20); de la cual afirma Tertuliano, nace Dios (De carne Christi 17), y a la que el Eterno enriqueció con la plenitud de la gracia, sublimándola a tan alta dignidad, a ésa hemos de venerarla todos como verdadera MADRE DE DIOS.”
Pio XI, Encíclica Lux Veritatis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola,muy interesante y formativa la pagina,me gustaria saber donde celebran la santa misa,el unico lugar que conosco es la capilla de la fsspx en bs as.